En el borde ardiente
Te invito a caminar en un jardín donde germina el pensamiento, pensamiento errante, profundo y desgarrador. También germinan espinas, espinas disidentes, pero al atardecer solo escombros y lamentos.
Desborda un jarillón y corren los escombros que entran por los techos de lata. ¿Cómo romper la cadena? Rutina macabra, con valentía también desesperación. Memoria de todos los susurros caídos rompen el silencio.
Voces desterradas te darán noches de pesadillas y tortura, luego abajo, donde la ciudad de fuego se resguarda del agua. Allí se refugian nuestras voces.
Escucharás cantos, cantos de angustia, también paredes marcadas con una extraña y melancólica belleza. Ahora estás en el borde, en el borde encontrarás teatro y sonidos silenciados, ojos cerrados.
Sin embargo, mira al abismo porque aún resuena el eco de la lucha y las melodías de la disidencia en honor a nuestros campesinos que ahora brillan en sus nuevos techos de lata.
Sigue caminando y deberás aferrarte a la autonomía y la autenticidad. Tus suspiros entonces serán supervivencia, al final, busca el rayo de esperanza, aunque quizás no la encuentres.
Busca entonces la furia implacable y constante, busca humanidad en medio de la carne desgarrada, y probablemente, cuando lo encuentres, ya estarás al borde, al borde de la ciudad…
Desplazamiento forzado de población hispanolatina
Bochica es un personaje mitológico que desempeña un papel crucial en la historia y los mitos indígenas colombianos. Según la leyenda, Bochica fue un líder sabio y benevolente que enseñó a su pueblo las artes y la agricultura. No obstante, cuando los muiscas se encontraron con la opresión y el abuso por parte de otros gobernantes, Bochica lideró la resistencia contra ellos, luchando por la justicia y la libertad de su pueblo. Este mito ejemplifica la idea de la lucha y la rebelión contra la injusticia en la mitología indígena colombiana, donde Bochica se convierte en un símbolo de liderazgo y resistencia en busca de un mejor futuro para su pueblo.